
Nuestra ciudad fue repoblada en el año 1088 por el rey Alfonso VI, comenzando la construcción de numerosas iglesias románicas que aún perduran, convirtiéndola en una de las ciudades románicas de Castilla.
De la mano de nuestros guías descubrirás, tanto intramuros como extramuros, las peculiaridades más significativas de algunas de ellas.
SAN MILLÁN, de gran similitud con la catedral de Jaca, en la que te sorprenderán sus influencias islámicas.
SAN JUSTO Y PASTOR, con las pinturas románicas mejor conservadas en toda la ciudad y nuestro más antiguo Cristo yacente.
SAN MARTÍN, ubicada en pleno centro de la ciudad y estrechamente ligada a la nobleza segoviana. Conserva sus atrios o galerías porticadas, tan característicos del románico en la zona.
SAN ESTÉBAN, con la torre más hermosa del románico castellano y la de mayor altura entre las de este estilo.
LA VERA CRUZ, situada en un paraje de gran belleza. El valle del Eresma, nos ofrece una atípica planta centralizada y los misterios de las órdenes militares a las que ha sido ligada a través de su historia.
Junto a las numerosas muestras de románico religioso, Segovia puede presumir de reunir uno de los ejemplares más completos de románico civil en el barrio de Las Canonjías o La Claustra, lugar en el que habitaban los clérigos, próximos a la antigua catedral de Santa María.